La Toponimia del Barrio del Lance.
Probablemente el topónimo del barrio del Lance proceda de la tarea que ahí se realizaba, relacionada con los troncos que debían bajar por el barranco de las Nocas, que en su cauce inicial se denomina Pajaritos y aguas abajo de Los Dragos y del Pagador, hasta llegar a la conocida como Costa de Lairaga. Así pues, el barrio del Lance tomó su nombre del oficio maderero que en siglos pasados tuvo lugar. Este núcleo se encuentra en el recorrido entre la carretera Pagador - Moya, por Los Dragos (la actual GC-075), que se localiza justamente antes de llegar a El Curato y a Carretería.
Por su parte el Diccionario Básico de Canarismos (Academia Canaria de la Lengua, Sta. Cruz de Tenerife, 2010), recoge que el término “lance” es “Cada uno de los tramos de madera o hierro que forman el cerco de una majada”. Asimismo, está documentado que este topónimo está relacionado en diversas regiones de la isla con la explotación maderera de nuestros bosques en tiempos antiguos, situados generalmente en sitios que supuestamente eran los linderos o “rayas” de las distintas zonas boscosas que estuvieron protegidas por las ordenanzas. Según parece, eran sitios donde se “lanzaban” los troncos talados, aunque en ninguna de ellas se da la particularidad del desnivel orográfico del de Moya.
Este topónimo fue tan extendido que hasta se le llamó así a las zonas costeras en donde desembarcaban la madera. Asimismo, cabe señalar algunos de los topónimos existentes en Gran Canaria relacionados con “El Lance”, entre ellos destacan: el Lance de La Cruz (Agüimes), de Juan Vélez (El Carrizal), de Jaimez (El Palmital), de Montaña Bermeja (entre Bascamao y Montaña Alta), de Misbiqueen (Valle de Agaete) y los tres del barranco de Azuaje: del Aumastel, de Palenzuela y de Talgordo. (Información extraída del libro: Los usos de la madera: recursos forestales en Gran Canaria en el siglo XVI, de Lobo Cabrera, M. y otros, Las Palmas de GC, 2007).
Con respecto al barrio del Lance de Moya, cabe señalar que el cauce del barranco que ahí se encuentra, tiene un salto que pasa de los 403 m. a los 307 m. de altitud. Para salvar este desnivel, es muy probable que se construyera alguna obra de ingeniería mixta, con el objetivo de encauzar los troncos a través de tabladas, en plan inclinado suavizando de este modo el descenso de los troncos por el barranco. Posiblemente, fueron ayudados por los gancheros (personas dedicadas al transporte de troncos de madera) y las bestias para evitar el desperfecto de los troncos.
La descomedida explotación de la industria de la madera desde el siglo XVI, acabó con gran parte de la antigua Selva de Doramas. De hecho, en Moya hay topónimos que son testigos de ese pasado maderero, como son: Carretería, El Palo y El Lance. En la costa, se encuentra La Barranquera, donde se sitúa la ribera conocida como El Varadero, que era el antiguo puerto de El Lance de la Madera, y posiblemente también el Puerto de Aumastel (aunque no se ha localizado aún).
De este modo, se presupone que Moya tuvo un pasado de transporte y conducción maderera “por piezas” desde el bosque de Doramas. Así pues, la madera se supone que era llevada por muleros o carreteros por las veredas abiertas para ese fin que, pasando por Carretería, llegaban a El Lance por el Barranco de Las Nocas. Se cree que desde allí eran “lanzadas” en la corriente del barranco por algún sistema de canales (también de madera), salvando el desnivel de su cauce al pasar de los 403 m. a los 307 m. Luego, los gancheros guiarían los troncos hasta la orilla del mar, donde desemboca el barranco. Una vez allí se secaban para luego embarcarlos. Los gancheros se movían a través de un camino paralelo al cauce, que se considera que pudiera ser el conocido Camino de la Cueva que llega hasta el Pagador.
El Barrio del Lomo Blanco.
Lomo Blanco se encuentra en el término municipal de la Villa de Moya. Concretamente, se localiza en un lomo (de ahí su nombre), que a su vez se encuentra en medio de dos profundos barrancos, por un lado el de Azuaje, y por el otro, discurre el barranco de las Nocas, que en su cauce inicial se denomina Pajaritos y aguas abajo de Los Dragos y del Pagador. Los lomos se formaron debido a la actividad volcánica de la isla, como consecuencia del apilamiento de coladas que han resistido a la erosión y que otorgan identidad al paisaje de medianías moyense, dándole un carácter accidentado, y que además, son muy típicos en la toponimia: Lomo Blanco, Lomo del Pino, Lomo de Moya, Lomo del Tablero, entre otros.
Así pues, se trata de un pequeño barrio que tiene una reducida extensión de superficie y también de población. Sin embargo, cuenta con algunos elementos etnográficos interesantes, como es el Acueducto de Las Canales que data del siglo XX. Es un sistema de riesgo que permite transportar el agua en forma de flujo continuo desde el lugar en el que se encuentra en la naturaleza, hasta un punto de consumo distante. Se trata de un elemento etnográfico de notoria singularidad y belleza, hecho en piedra y cal, que consta de dos muros laterales y cuatro pilares. Con respecto al canal de agua, cabe señalar que está hecho con madera de pino. El término poblacional de Lomo Blanco también cuenta con otros bienes etnográficos como por ejemplo: cantoneras, estanques, acequias, alpendres, molino de agua, entre otros aspectos. Este barrio también cuenta con una parroquia en advocación al Inmaculado Corazón de María.
El Drago. (Tipologías).
Drago (Dracaena draco), es una especie vegetal típica del clima subtropical presente en la Macaronesia, exclusiva de las Islas Canarias, aunque su mayor población se localiza en el oeste de Marruecos. También existen familias muy cercanas de esta especie en el este de África y en algunas islas del Océano Índico. Con respecto a Canarias, cabe señalar que el Drago se le considera como el símbolo natural de la isla de Tenerife, junto con el Pinzón Azul.
En Canarias hay dos especies de drago. El primero es Dracaena draco, conocido desde hace varios siglos como “drago macaronésico”, “drago de Canarias”, entre otras denominaciones. Por su parte, la segunda se descubrió en 1998 y fue denominada como Dracaena tamaranae o Drago de Gran Canaria, que es exclusiva de esta isla, por lo que fue declarada especie endémica de Gran Canaria. Se pueden encontrar ejemplares en los riscos y laderas del suroeste de la isla. Entre sus principales características, destacan sus hojas acanaladas de color glauco, su aspecto es robusto, no suele alcanzar grandes alturas y su crecimiento es menor que el Dracaena draco. Sus retoños recuerdan mucho a las del drago común, aunque tiene un color anaranjado similar al de sus frutos, y no blanco.
Curiosamente, esta especie tiene un lento crecimiento (puede tardar hasta una década para crecer 1 m.). Además, su tallo es único, liso en su juventud, aunque se vuelve rugoso con el paso de los años. Es el único árbol del mundo cuya savia es de color rojo y no blanco. Con respecto al tallo, no presenta anillos de crecimiento, por lo que su edad sólo se puede estimar por el número de hileras de ramas, ya que se va ramificando después de la primera floración, cada 15 años aproximadamente. Cuenta con una densa copa en forma de paraguas con gruesas hojas coriáceas de color entre verde grisáceo y glauco, de 50 a 60 cm. de longitud, unos 3 ó 4 de ancho y puede llegar a superar los 12 m. de altura. Las flores, que nacen en racimos, son de color blanco y sus frutos son carnosos, redondos, anaranjados. Generalmente se pueden encontrar en el bosque termófilo, entre los 100 y los 600 m. de altitud.
El ejemplar de drago canario más famoso es el Drago Milenario de Icod de Los Vinos, localizado en Tenerife. Sin embargo, se estima que su edad real se sitúa entre los 500 y los 600 años. Otros ejemplares son: el Drago de Pino Santo y el Drago de Las Meleguinas (Santa Brígida); el Drago de Sietefuentes (Los Realejos), el Drago de Tacoronte (Tacoronte) y Los Dragos Gemelos (Breña Alta). En Garafía (La Palma), se halla la mayor concentración de dragos de Canarias. Además, cabe citar los dos dragos que se encuentran en el municipio de Moya en la casa de la familia Delgado en San Fernando.
Por otro lado, resulta interesante mencionar el caserío de Los Dragos situado en el municipio de Moya. Se cree que antiguamente debía de existir ahí una vegetación en la que predominaban los dragos. Sin embargo, y a pesar de la preocupación existente desde el siglo XVI por proteger el drago desde la promulgación de las Ordenanzas del Concejo de 1531, la vegetación que debió dar nombre a este lugar prácticamente ha desaparecido en la actualidad.